Me doy cuenta que cada cosa que hacemos, por más
que la pensemos tres mil veces, llega un punto donde te
arrepentís. Donde te das cuenta que lo hecho, está hecho y si te equivocaste ya fue, hiciste lo que sentías. CLARO, es muy fácil decirlo y leerlo, pero ¿aceptarlo?
Es muy loco como siento algo que empuja desde adentro a mi pecho, donde la respiración se me acelera, mi cabeza entra a dar vueltas y yo me repito una y otra vez, en voz alta, “ya está karu, no te arrepientas, ya está, hiciste lo que tenías que hacer. Va a ser lo que Dios quiera, tranquila”. Y darme cuenta que sigo sintiendo un empuje desde mi interior que no está tranquilo, donde me encuentro ansiosa para que sea mañana y liberar, o seguro que, como siempre, pasan esos diez minutos donde te olvidas. Ah, y como soy muy estúpida vuelvo a recurrir lo que me hizo poner así.
No, no tengo problemas (jaja) pero es fija que quiero caer, o sea busco sorprenderme tanto que ya entro a flashear muchas cosas.
Es muy loco como siento algo que empuja desde adentro a mi pecho, donde la respiración se me acelera, mi cabeza entra a dar vueltas y yo me repito una y otra vez, en voz alta, “ya está karu, no te arrepientas, ya está, hiciste lo que tenías que hacer. Va a ser lo que Dios quiera, tranquila”. Y darme cuenta que sigo sintiendo un empuje desde mi interior que no está tranquilo, donde me encuentro ansiosa para que sea mañana y liberar, o seguro que, como siempre, pasan esos diez minutos donde te olvidas. Ah, y como soy muy estúpida vuelvo a recurrir lo que me hizo poner así.
No, no tengo problemas (jaja) pero es fija que quiero caer, o sea busco sorprenderme tanto que ya entro a flashear muchas cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario