Ya van dos veces, donde la vida me dice a gritos que abra los ojos. Donde caigo directamente a un hoyo tan profundo que a penas ves el sol.
Qué sola te sentís cuando ya no tenes un hombro donde llorar, cuando aquellos que parecían tus hermano se desvanecen en una mentira. Sí, una mentira; te reprochan actitudes cuando son ellos quienes están mal, y vos(yo) como si nada, los aceptas seguís adelante, porque son como una familia la cual no vas a dejar sola. Pero... ¿familia? ¿Qué familia? Eso es nada; nunca me sentí tan extraña en un lugar.
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