Dicen que si deseas algo con todas tus fuerzas y ganas, se vuelve realidad.

miércoles, 29 de junio de 2011

La verdad que nunca me pongo a pensar qué fue lo sentí por vos, años atrás. Siempre dije que fue algo lindo, muy loco, que llegué a enamorarme pero siempre creí que lo decía para no sentirme un apartada más y creer que había sufrido. Aunque si me pongo a pensar, yo sí sufrí y a lo mejor te amé, no un ‘te amo’ importante y de grandes sentimientos, quizá fue un ‘te amo’ ingenuo, no obstante se que en mis hojas de “libro diario” hay muchas cosas escritas sobre vos con mi nombre y un corazón decorando (es más, hay una que está mi nombre con la terminación “de” y tu apellido). También, si sigo recordando se lo mucho que me dolió comprender que yo veía algo que nunca me habías prometido, ni siquiera dicho, pero tenía doce años (no me estoy justificando solo remarcando mi grado de ingenuidad) y vos no eras grande pero si “la tenías clara”.
Creí haberte olvidado ese mismo año, al siguiente día de ver lo horrible ya que creía que eras una persona que me gustaba e ignoraba las mariposas en mi panza, las lágrimas, las sonrisas, los nervios, que me tiemble la voz y las manos aunque me estés diciendo “hola” con esa sonrisa blanca que era lo que más me enamoraba y hasta ruborizarme con tal de verte por la ventana de la puerta y que me saludes con un gesto. Sí, ignoraba que aquello era algo más que un simple sentimiento.
Al volverte ver, al año siguiente, todos los días, comprendí lo difícil que se me hacía dejar de recordar ese primer beso, y me comenzaba a confundir de nuevo, aunque esta vez ya era muy evidente y muy patético. Te diste cuenta de las estupideces que cometía y un par de veces me las dijiste; juro que salía corriendo a mi cama y me maldecía por lo hecho. Sin embargo, no recuerdo cuando peleamos pero se que de un día al otro dejé de saludarte y ya no te aparecías en verde, en mi lista de contactos. Hasta ese día, donde te saludé y me tomaste de la cara y todo aquello que creía olvidar se lleno en mi alma. Admito que me encantó si bien te insultaba.
Años después, comencé a olvidarte y a pensar menos en qué estabas, ya que era consciente que si me ponía pensar me deprimía. Te tenía olvidado, como un recuerdo, hasta que comprendí que aquel año sería el último el cual pueda verte cada día y era mi última oportunidad. A muchas personas les pregunté “Si tenes la oportunidad de hacer algo y no vas a tener otra chance, ¿Aprovechas?” y las respuestas fueron , pero sin embargo no “aproveché” mi oportunidad como muchas chicas lo hicieron. No fue cobardía, te tuve al lado, al punto de ebullición, y me di cuenta que por algo eras de mi pasado y, por más que deseaba tenerte, que eras mi mejor recuerdo.

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